«Masters of Sex», le explica todo lo que se preguntó sobre sexo

Elisabet Borikó Janer

Con poca publicidad (tan poca que no tiene ni artículo en español en Wikipedia), esta producción de Showtime se ha convertido rápidamente en una obra de culto para los más seriéfilos. Masters of Sex reúne todos los avances científicos que tuvieron lugar en el campo del sexo en los maravillosos y muy americanos años 50, donde el consumismo estaba en su punto álgido y a las mujeres se les regalaba un aspirador por su cumpleaños.

El guapo doctor Langham se pregunta por qué su mujer sigue igual de borde si le ha regalado un aspirador.

Masters of Sex está basada en la historia real del ginecólogo William Masters (Michael Sheen) y su ayudante Virginia Johnson (Lizzy Caplan, la amiga gótica de Lindsay Lohan en Chicas malas), quienes realizaron numerosos avances en el campo de la sexualidad humana, sobre todo en el de la femenina. En una época donde hablar de algo tan natural como esto era considerado vicio, el doctor Masters empezó a preguntarse qué le ocurría al cuerpo humano a la hora de mantener relaciones sexuales y cuál era su respuesta ante el orgasmo. Al principio, Virginia no es más que una secretaria pluriempleada, divorciada por segunda vez y al cargo de dos hijos pequeños que poco a poco se va convirtiendo en una pieza esencial del estudio, al proponer múltiples hipótesis a este que luego serán, en su mayoría, aceptadas. De esta manera, por ejemplo, se refuta la teoría de Freud de que hay un orgasmo inmaduro (el clitoriano, propio de adolescentes y de mujeres no iniciadas en el sexo con un hombre) y el maduro (el vaginal, propio de mujeres casadas y causado por la penetración masculina), demostrándose que ambos están causados por las mismas terminaciones nerviosas y que no tiene por qué un pene ser el responsable de ellos.

La serie aprovecha el año 2013 para contar todo aquello que sucedió a mitad del siglo pasado y que nadie se atrevió a preguntar. La ambientación evoca constantemente a su mentora Mad Men, con los mismos roles y clichés pero con un lenguaje mucho más directo aunque no por ello poco cuidado. Además del propio estudio que realizan Masters y Johnson, tenemos toda una retahíla de historias detrás de la trama principal protagonizadas por personajes secundarios perfectamente delineados, con una lucha entre lo que este es en realidad y lo que debe ser según lo políticamente correcto en la sociedad.

madsters

Madmen of Sex.

Resulta llamativo que esta serie mejore a cada capítulo en un in crescendo total, con unos finales capaces de cerrar el mismo episodio y, a la vez, dejarte con el gusanillo de lo que ocurrirá en el siguiente. Sin tapujo alguno, Masters of Sex muestra todo acto, artilugio o parte del cuerpo que se tenga que mostrar, algo difícil de ver en las series norteamericanas. Quizá esa ha sido la causa por la que apenas la hayamos visto publicitada en algún sitio y, si nos ha llegado, ha sido a través de la recomendación del público y la crítica, quien por cierto la pone por las nubes (90% de aceptación en Rotten Tomatoes y un 85% en Metacritics).

Si son de los que les gusta ver este tipo de argumentos en televisión, véanla. Si no, olvídense de sus prejuicios y véanla igual.

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